NO JUZGUES SIN SABER

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No hables de lo que no viste, ni condenes lo que tú no has sentido. Cada uno sabe el dolor que carga, el peso que lleva, la dificultad que pasa, y las luchas que enfrenta. Todos tenemos nuestra propia historia, que no corresponde ser juzgada por quien no la vivió, ni la conoce.

Debemos de ser un poco más humanos, más inteligentes, más empáticos, nadie tiene una vida perfecta, cada quien tiene sus problemas que solo ella sabe lo que enfrenta. Si hay te hablo mal, regálale una sonrisa pero no lo juzgues. No sabes porque esa persona este así y te hablo de esa manera.

Dejemos de criticar, y  juzgar sin saber.

No juzgues mis caídas sin saber las piedras que tuve en mi camino.

No juzgues mis victorias sin saber el esfuerzo que tuve que hacer para lograrlas.

No juzgues mis acciones sin saber el porqué.

No juzgues mis lágrimas sin saber mis golpes.

No juzgues mis palabras sin saber mis pensamientos.

No juzgues por la apariencia sin saber que tienes que mirar mejor en ver el interior.

¿Por que juzgas sin saber?

Cuidemos nuestras palabras, seamos prudentes con los pensamientos precipitados, nada de lo que vemos es lo que parece. Seamos bondadoso y apreciemos al prójimo. Averigüemos, preguntemos y pidamos explicaciones de lo que le pasa realmente a esa persona, pero no la juzguemos.

Seamos empático, tratemos de tener la capacidad de sentir la incomodidad del otro y el dolor ajeno. Tengamos una pisca de duda porque esa persona esta así.

Juzgar precipitadamente generalmente lleva a la conclusión equivocada. Cuando se juzga a los demás se corre el riesgo de juzgarse a uno mismo. Toda persona tiene la obligación de comportarse como un ser responsable y encontrar compasión, prudencia y sobre todo ser favorable con los otros.

Antes de juzgar prefiero averiguar y recordar que antes de hablar hay que ponerse en los zapatos del otro. Solo así entenderemos el verdadero dolor ajeno y entender las acciones y los motivos de los demás.

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