
A veces una mala racha suele ser el comienzo de algo mejor.
Hay momentos en que sentimos que todo nos va mal, en el que duramos años con mala racha. Pero como dice un dicho: “No hay mal que por bien no venga”. Tengamos paciencia y esperemos a que nos llegue la buena racha, la mala racha no siempre estará ahí.
El comienzo de una etapa mejor

A lo largo de la vida tendremos buenos y malos momentos, pero los malos no duraran para siempre es algo efímero. Todos esos malos momentos al final se convierten en experiencias y nuevos aprendizajes que son importantes en nuestro recorrido por el viaje de la vida.
Una mala racha siempre es el comienzo de algo bueno. Por eso no podemos rendirnos y tirar la toalla, al contrario, debemos de ser más fuertes y aprender de cada error.
Hay leyes de la vida que se cumplen aunque uno no quiera. Cuando todo parece perdido que nada tiene sentido, un extraño giro de las cosas hace que todo tome sentido y cada cosa vayan a su lugar.
Cuando más decaído nos sentíamos, que sentíamos que nada podría ir peor. Surge un apoyo, un sostén, una presencia que nos dice y nos deja saber que todo ya cambiará. Con el tiempo todo se enderezara y no hay porque dejarse caer al vacío.
Luego de fuertes lluvias y brisas, viene la calma. Luego de un final, comienzan nuevos caminos. En nuestra vida surgen nuevas metas y nuevos comienzos, eso sí: en este caso todo depende de ti, si quieres seguir o quedarte ahí.
Todo obra para bien
Hay un dicho famoso que dice: “No hay mal que por bien no venga”. Es decir, si un plan no se te dio, es porque Dios no quiso dártelo. Si en un trabajo, te dijeron que no, es porque no te convenía. Dios tiene algo mejor para ti.
Si no te fue bien en esa relación, es porque Dios te está librando de algún mal. Ya vendrá algo mejor.
En pocas palabras todas las cosas malas al final cooperan para bien, para tener una mejor vida y algo que nos haga sentir mejor.
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