Casi siempre, los hijos no son justos con sus madres. Nuestras madres siempre están ahí en las buenas y en las malas. A pesar de no haberla tratado con el cariño y respeto que se merecen, siempre tendrán los brazos abiertos para nosotros, porque madre solo hay una.
Hay días en que el mundo se nos viene encima, en que nos sentimos solos y desamparados. En esos días creemos que la vida no se está portando bien con nosotros y lo pagamos con quien esté a nuestro alrededor. Mientras nosotros nos sentíamos solos y desesperado, nuestra madre nos miraba con mirada triste diciéndose “No estás solo, yo estoy aquí”.
Casi siempre nos damos cuenta tarde del valor que tienen las madres. Casi siempre estamos solos, las personas vienen y van, nos independizamos de nuestros progenitores… Sin embargo, tenemos que reflexionar y preguntarnos ¿A quién podemos llamar cuando estemos en problemas? ¿Quién estará para nosotros siempre? Por eso valoremos el amor de madre.
El perdón eterno de las madres
Nuestras madres siempre estarán ahí. La madre siempre tendrá un vínculo muy especial hacia su hijo. Desde que sus hijos son pequeños siempre tratan de protegerlos de cualquier peligro, son las primeras en decirnos que ese amigo o amiga no nos conviene.
Nuestras madres son esa voz de la conciencia que necesitamos para tomar decisiones correctas en nuestra vida.
Ellas se encargan de protegernos ante cualquier peligro, nos dicen que nos abriguemos o nos cuidemos de las personas que no son de su agrado y solemos enfadarnos porque son demasiado protectoras.
Nos aman tal y como somos, si no le damos un trato bien o les damos malas contestaciones. Ellas siempre nos perdonaran, el corazón de madre es un abismo en el fondo en el cual siempre encuentras el perdón.
Ellas necesitaran nuestra ayuda en su vejez
Es momento de que los papeles cambien, en que nosotros seamos lo que cuidemos de ellas, les demos todo el amor que nos dieron y nos siguen dando, cariño y afecto. Las madres se merecen todo nuestro respeto, ellas merecen que demos todo por ella.
Una madre siempre estará ahí para darte su hombro, para escucharte, enseñarte valiosas lecciones sobre la vida. Cuando tu madre abra la boca para aconsejarte, escúchala porque es una mujer con una gran sabiduría.
Dile a tu madre lo que sientes por ella, dile lo agradecido que estas con ella. Por ser única e inigualable. Respétala y cuídala. Se lo merece.
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