Mamá quiere entender por qué le han renunciado 7 niñeras y pone una cámara en la habitación de su hija – Historia del día

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Amanda era madre soltera y se vio obligada a contratar a una niñera. Sus preocupaciones empeoraron cuando siete de ellas renunciaron a cuidar a Milena. Decidió llegar al fondo del asunto e instaló una cámara en la habitación de su hija, y no pudo creer lo que vio.

Amanda acababa de regresar a su oficina después de una larga reunión cuando su teléfono sonó con un mensaje. Era de la nueva niñera de Milena, Rosa.

«¡Hola, señora Amanda! Lamento molestarla durante sus horas de trabajo, pero no creo que pueda soportar esto… Milena simplemente no escucha nada de lo que digo».

«Ya no sé qué más hacer. Le agradezco que venga de inmediato. Me quedaré con ella hasta entonces. Gracias».

Amanda suspiró con frustración y hundió la cara entre las palmas de las manos. «¡No otra vez! ¡Estoy tan cansada de esto!».

Amanda era madre soltera y criaba sola a su hija, por lo que tuvo que contratar a una niñera para cuidarla mientras trabajaba. No entendía por qué todas las niñeras tenían problemas con la niña.

«¡Hola, señora Amanda! Lamento molestarla durante sus horas de trabajo, pero no creo que pueda soportar esto… Milena simplemente no escucha nada de lo que digo».

«Ya no sé qué más hacer. Le agradezco que venga de inmediato. Me quedaré con ella hasta entonces. Gracias».

Amanda suspiró con frustración y hundió la cara entre las palmas de las manos. «¡No otra vez! ¡Estoy tan cansada de esto!».

Amanda era madre soltera y criaba sola a su hija, por lo que tuvo que contratar a una niñera para cuidarla mientras trabajaba. No entendía por qué todas las niñeras tenían problemas con la niña.

Milena era una niña muy dulce, cariñosa y nunca molestaba a nadie. ¿Había algo muy malo de lo que ella no tenía conocimiento?

Preocupada, Amanda informó a su jefe de la situación y corrió a casa. Cuando llegó, vio a Rosa esperándola afuera de la casa.

«¿Qué pasa, Rosa?», preguntó Amanda, preocupada. «No entiendo por qué vas a renunciar tan abruptamente».

«Lo siento mucho, señora, pero ya no puedo hacer esto», dijo Rosa. «¡Milena no me quiere ni cerca! Hice lo mejor que pude… realmente me esforcé, pero es inútil».

Por favor, ¿podemos al menos conversarlo? Realmente necesito a alguien de confianza para Milena, y eso no es fácil de conseguir. Si pudieras reconsiderarlo».

«Lo siento, no puedo», dijo Rosa. «Recogeré mi cheque de pago más tarde… Le avisaré. ¡Adiós!».

Rosa fue la séptima niñera de Milena y Amanda no entendía por qué había renunciado, al igual que sus predecesoras.

Dos años atrás, Amanda se había divorciado de su marido, quien la engañaba. Él no quería involucrarse en el cuidado de Milena, por lo que ella quedó a cargo de todo. Tuvo que conseguir un trabajo y buscar una persona que cuidara a la niña en su horario laboral.

No pensó que sería tan complicado; después de todo, su hija era adorable, muy tranquila y obediente. Lamentablemente, la misma situación se seguía repitiendo: ¡Ninguna niñera duraba mucho tiempo!

«Hija», le dijo Amanda a Milena después de arroparla en la cama. «Tienes que decirme si algo te molesta. Te pregunté si todo estaba bien con Rosa y dijiste que sí. ¿Por qué crees que renunció?».

Mamá quiere entender por qué le han renunciado 7 niñeras y pone una cámara en la habitación de su hija –
Amanda era madre soltera y se vio obligada a contratar a una niñera. Sus preocupaciones empeoraron cuando siete de ellas renunciaron a cuidar a Milena. Decidió llegar al fondo del asunto e instaló una cámara en la habitación de su hija, y no pudo creer lo que vio.

Amanda acababa de regresar a su oficina después de una larga reunión cuando su teléfono sonó con un mensaje. Era de la nueva niñera de Milena, Rosa

«¡Hola, señora Amanda! Lamento molestarla durante sus horas de trabajo, pero no creo que pueda soportar esto… Milena simplemente no escucha nada de lo que digo».

«Ya no sé qué más hacer. Le agradezco que venga de inmediato. Me quedaré con ella hasta entonces. Gracias».

Amanda suspiró con frustración y hundió la cara entre las palmas de las manos. «¡No otra vez! ¡Estoy tan cansada de esto!».

Amanda era madre soltera y criaba sola a su hija, por lo que tuvo que contratar a una niñera para cuidarla mientras trabajaba. No entendía por qué todas las niñeras tenían problemas con la niña.

Milena era una niña muy dulce, cariñosa y nunca molestaba a nadie. ¿Había algo muy malo de lo que ella no tenía conocimiento?

Preocupada, Amanda informó a su jefe de la situación y corrió a casa. Cuando llegó, vio a Rosa esperándola afuera de la casa.

«¿Qué pasa, Rosa?», preguntó Amanda, preocupada. «No entiendo por qué vas a renunciar tan abruptamente».

«Lo siento mucho, señora, pero ya no puedo hacer esto», dijo Rosa. «¡Milena no me quiere ni cerca! Hice lo mejor que pude… realmente me esforcé, pero es inútil».

«Por favor, ¿podemos al menos conversarlo? Realmente necesito a alguien de confianza para Milena, y eso no es fácil de conseguir. Si pudieras reconsiderarlo».

«Lo siento, no puedo», dijo Rosa. «Recogeré mi cheque de pago más tarde… Le avisaré. ¡Adiós!».

Rosa fue la séptima niñera de Milena y Amanda no entendía por qué había renunciado, al igual que sus predecesoras.

Dos años atrás, Amanda se había divorciado de su marido, quien la engañaba. Él no quería involucrarse en el cuidado de Milena, por lo que ella quedó a cargo de todo. Tuvo que conseguir un trabajo y buscar una persona que cuidara a la niña en su horario laboral.

No pensó que sería tan complicado; después de todo, su hija era adorable, muy tranquila y obediente. Lamentablemente, la misma situación se seguía repitiendo: ¡Ninguna niñera duraba mucho tiempo!

«Hija», le dijo Amanda a Milena después de arroparla en la cama. «Tienes que decirme si algo te molesta. Te pregunté si todo estaba bien con Rosa y dijiste que sí. ¿Por qué crees

«Mami…» respondió Milena con voz dulce e inocente. «No lo sé… ¡Yo no hice nada!».

«Milena, cariño, sabes qué mamá no puede estar aquí todo el tiempo y alguien tiene que cuidarte», explicó Amanda. «Tienes que decirme si te sientes incómoda de tener una niñera. ¿Es ese el problema?».

La niña negó con la cabeza. «No, mami, entiendo eso y estoy bien con las niñeras. Te quiero mucho».

Amanda presionó su frente y suspiró. «Y yo a ti. Ahora a dormir. Hablaremos mañana, ¿de acuerdo?». Besó la frente de Milena y salió de la habitación.

Amanda no pegó ojo esa noche. Preguntó en un blog qué podía hacer. Alguien le sugirió poner una cámara en la habitación de la niña, ¡y pensó que esa era la respuesta que estaba buscando!

Así que al día siguiente, instaló una cámara en la habitación de Milena sin decírselo. Luego le pidió a Rosa que la cuidara un día más, argumentando que tenía una verdadera emergencia..

Rosa estuvo de acuerdo y Amanda puso en práctica su plan. No fue a su oficina ese día. Estacionó su auto en la calle al lado de su casa, encendió el video y en poco tiempo vio imágenes que no lograba asimilar.

«¡Milena! ¡Oh, no!», Amanda se llevó la mano a la boca. «Yo… no puedo creerlo!».

No podía creer la manera en que se comportaba su hija con la niñera. Molestaba constantemente a Rosa. Se negaba a comer la comida que le daba y le arrojaba juguetes, ¡incluso llegó a empujarla con verdadera rabia!

Amanda condujo de regreso a casa algunos minutos después e irrumpió en la habitación de Milena.

«¡Mami!», exclamó la niña. «¿Por qué estás en casa tan pronto?».

«Rosa…» dijo Amanda, mirándola a los ojos. «Siento mucho los problemas que te hemos causado. ¡No tenía idea de lo que en realidad ocurría! Milena, ¿por qué me mentiste? ¿Qué te está pasando?».

Milena comenzó a llorar y abrazó a Amanda antes de revelar por qué no quería a Rosa ni a ninguna otra niñera a su alrededor.

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Mamá quiere entender por qué le han renunciado 7 niñeras y pone una cámara en la habitación de su hija

  • Historia del día

Amanda era madre soltera y se vio obligada a contratar a una niñera. Sus preocupaciones empeoraron cuando siete de ellas renunciaron a cuidar a Milena. Decidió llegar al fondo del asunto e instaló una cámara en la habitación de su hija, y no pudo creer lo que vio.

Amanda acababa de regresar a su oficina después de una larga reunión cuando su teléfono sonó con un mensaje. Era de la nueva niñera de Milena, Rosa.

«¡Hola, señora Amanda! Lamento molestarla durante sus horas de trabajo, pero no creo que pueda soportar esto… Milena simplemente no escucha nada de lo que digo».

«Ya no sé qué más hacer. Le agradezco que venga de inmediato. Me quedaré con ella hasta entonces. Gracias».

Amanda suspiró con frustración y hundió la cara entre las palmas de las manos. «¡No otra vez! ¡Estoy tan cansada de esto!».

Amanda era madre soltera y criaba sola a su hija, por lo que tuvo que contratar a una niñera para cuidarla mientras trabajaba. No entendía por qué todas las niñeras tenían problemas con la niña.

Milena era una niña muy dulce, cariñosa y nunca molestaba a nadie. ¿Había algo muy malo de lo que ella no tenía conocimiento?

Preocupada, Amanda informó a su jefe de la situación y corrió a casa. Cuando llegó, vio a Rosa esperándola afuera de la casa.

«¿Qué pasa, Rosa?», preguntó Amanda, preocupada. «No entiendo por qué vas a renunciar tan abruptamente».

«Lo siento mucho, señora, pero ya no puedo hacer esto», dijo Rosa. «¡Milena no me quiere ni cerca! Hice lo mejor que pude… realmente me esforcé, pero es inútil».

«Por favor, ¿podemos al menos conversarlo? Realmente necesito a alguien de confianza para Milena, y eso no es fácil de conseguir. Si pudieras reconsiderarlo».

«Lo siento, no puedo», dijo Rosa. «Recogeré mi cheque de pago más tarde… Le avisaré. ¡Adiós!».

Rosa fue la séptima niñera de Milena y Amanda no entendía por qué había renunciado, al igual que sus predecesoras.

Dos años atrás, Amanda se había divorciado de su marido, quien la engañaba. Él no quería involucrarse en el cuidado de Milena, por lo que ella quedó a cargo de todo. Tuvo que conseguir un trabajo y buscar una persona que cuidara a la niña en su horario laboral.

No pensó que sería tan complicado; después de todo, su hija era adorable, muy tranquila y obediente. Lamentablemente, la misma situación se seguía repitiendo: ¡Ninguna niñera duraba mucho tiempo!

«Hija», le dijo Amanda a Milena después de arroparla en la cama. «Tienes que decirme si algo te molesta. Te pregunté si todo estaba bien con Rosa y dijiste que sí. ¿Por qué crees que renunció?».

«Mami…» respondió Milena con voz dulce e inocente. «No lo sé… ¡Yo no hice nada!».

«Milena, cariño, sabes qué mamá no puede estar aquí todo el tiempo y alguien tiene que cuidarte», explicó Amanda. «Tienes que decirme si te sientes incómoda de tener una niñera. ¿Es ese el problema?».

La niña negó con la cabeza. «No, mami, entiendo eso y estoy bien con las niñeras. Te quiero mucho».

Amanda presionó su frente y suspiró. «Y yo a ti. Ahora a dormir. Hablaremos mañana, ¿de acuerdo?». Besó la frente de Milena y salió de la habitación.

Amanda no pegó ojo esa noche. Preguntó en un blog qué podía hacer. Alguien le sugirió poner una cámara en la habitación de la niña, ¡y pensó que esa era la respuesta que estaba buscando!

Así que al día siguiente, instaló una cámara en la habitación de Milena sin decírselo. Luego le pidió a Rosa que la cuidara un día más, argumentando que tenía una verdadera emergencia.

Lee también: «¡Estás despedido, vejestorio!»: le dice jefa al nuevo chofer, lo convierte en jefe de departamento 1 semana después – Historia del día

Rosa estuvo de acuerdo y Amanda puso en práctica su plan. No fue a su oficina ese día. Estacionó su auto en la calle al lado de su casa, encendió el video y en poco tiempo vio imágenes que no lograba asimilar.

«¡Milena! ¡Oh, no!», Amanda se llevó la mano a la boca. «Yo… no puedo creerlo!».

No podía creer la manera en que se comportaba su hija con la niñera. Molestaba constantemente a Rosa. Se negaba a comer la comida que le daba y le arrojaba juguetes, ¡incluso llegó a empujarla con verdadera rabia!

Amanda condujo de regreso a casa algunos minutos después e irrumpió en la habitación de Milena.

«¡Mami!», exclamó la niña. «¿Por qué estás en casa tan pronto?».

«Rosa…» dijo Amanda, mirándola a los ojos. «Siento mucho los problemas que te hemos causado. ¡No tenía idea de lo que en realidad ocurría! Milena, ¿por qué me mentiste? ¿Qué te está pasando?».

Milena comenzó a llorar y abrazó a Amanda antes de revelar por qué no quería a Rosa ni a ninguna otra niñera a su alrededor.

«¡Te quiero a ti, mami!», dijo entre sollozos. «¡Pero siempre estás ocupada! Siempre tienes mucho trabajo y no podemos jugar como antes. ¡No quiero estar con otras personas, solamente contigo!».

Amanda lograba comprender lo que había detrás del difícil comportamiento de su hija, pero no podía justificar de ninguna manera la forma en que había tratado a sus niñeras.

«Hija, le debes una disculpa sincera a Rosa», le dijo Amanda a Milena. «No debiste empujarla ni ser grosera y hostil con ella. Puse una cámara en tu habitación y así pude saber lo que en realidad estaba ocurriendo».

La vida es un equilibrio muy delicado para todos. Entiendo que me extrañes. Te prometo hacer lo posible para estar más horas en casa y dedicarte más tiempo. Pero debo trabajar y tú debes respetar a quienes te cuidan por mí. Son buenas personas».

La niña se disculpó con Rosa, y se comprometió a portarse mejor si se quedaba. No ocurrió de un momento para otro, pero al entender la situación, la niñera decidió darle otra oportunidad y poner más de su parte. En poco tiempo lograron una buena relación.

Amanda, por su parte, negoció un nuevo horario de trabajo, donde podía hacer algunas horas en forma remota para compartir más tiempo con su hija. Y se ocupó de que esas horas fueran verdadero tiempo de calidad con la pequeña.

¿Qué podemos aprender de esta historia?

Es importante entender las razones por las cuales los niños muestran un mal comportamiento: El comportamiento de la hija de Amanda provocaba que las niñeras renunciaran, y cuando fue confrontada se sinceró. Solo quería más tiempo con su madre.
El gran desafío de los padres es mantener el equilibrio entre el trabajo y los hijos: Amanda tuvo que comenzar a trabajar y no se percató de que para su hija eso era muy difícil. Debió cambiar sus horarios para pasar más tiempo con ella.

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