MAMÁ, te llamo como si no te hubieras ido nunca, siento tu voz diciendo mi nombre, te fuiste de la mano de Dios cuando más falta me hacías, aun después de muchos años sigues estando presente…
Eras mi madre… Eras mi amiga mi confidente, la que velaba mis sueños, cuando yo enfermaba siempre estabas a mi lado, te recuerdo en el filo de mi cama…
Recuerdo tu cara, parecías una virgen tan guapa, cuanto callaba tu corazón y cuanto sufrió pero siempre tenías una sonrisa en tus labios.
A todo le dabas la importancia que había que darle ni ponías ni quitabas para mí la mejor madre sin desmerecer a nadie…
Me haces mucha falta, pero si DIOS te llamo es porque a él le hacías más falta, quizás más que a mí, eso no lo sabré nunca, al lado de DIOS estas y sé que desde donde quiera que estés sigues velando mis sueños porque te siento, tanto te quiero.
Te siento aquí, en los cajones que guardan tus fotos, y este dolor de la realidad de tu ausencia, mamita, es tan grande ya casi no puedo ni respirar…
Mamá, me siento egoísta, pues tengo muchos sentimientos encontrados, ¿por qué tuviste que irte?
No estaba preparad@ mamita, no lo estaba. La única distancia que me separaba de ti, era una llamada y ahora no hay nada, sólo silencio, ese mudo silencio que agiganta más mi dolor…
No sé cuánto durará este profundo dolor, quizás nunca se vaya, o puede que sea la forma que tengo de retenerte a mi lado.
Te amo mamá, te siento en mi corazón, pero siempre te extrañaré.
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